En Marcos de referencia, la cámara no sólo registra una escena: la señala. Un marco dorado, plástico, ornamentado, simula el peso de la historia del arte y es sostenido por la mano visible del fotógrafo que insiste en recordarnos que toda mirada es una construcción. Que todo encuadre es, también, una elección.
Con un gesto a la vez lúdico y crítico, el artista enmarca objetos, espacios y situaciones cotidianas —muchas veces triviales— que adquieren un nuevo estatuto al ser recortados del entorno. Al mismo tiempo, nos deja ver todo lo que usualmente se intenta ocultar: su brazo, su presencia, su intervención. Así, lo que podría leerse como una simple estrategia compositiva se convierte en un comentario visual sobre los modos de representación, sobre la autoría, sobre el peso simbólico del marco en la historia del arte.
El marco no oculta: revela. Y al hacerlo, interroga. ¿Qué legitimamos cuando enmarcamos algo? ¿Qué excluimos? ¿Quién decide qué merece ser visto, preservado, valorado? Marcos de referencia es, en última instancia, una serie sobre el acto de mirar y sobre la conciencia que mirar, siempre, es un acto cargado de intención.