Revisitando el ciclo de entrevistas realizadas por Marcelo Cugliari a referentes de la fotografía argentina, denominado “Fotógrafxs Argentinxs”, en el cual se realiza una misma serie de preguntas, con un mismo encuadre y fondo, me pregunté qué imagen devuelve la duración de una entrevista que se basa en las mismas preguntas. Esto me llevó a pensar en el trabajo que Hiroshi Sugimoto realizó en salas de cine a partir del año 1976 durante más de dos décadas, en el cual, con su cámara de gran formato, condensa toda la información de una película (aproximadamente 172.800 fotógramas para una película de dos horas) en una imagen. Para ello abre el obturador al inicio de la película y lo cierra cuando finaliza.
A partir de esto, basado en dicha técnica pero utilizando una filtro degradado neutro de 10 pasos que me permita abordar la imagen desde otro lugar que el de Sugimoto, realicé estas fotografías en un cuarto oscuro, sólo iluminado por la pantalla de mi computadora reproduciendo las entrevistas. El resultado es claro, cuanto más se extienda la entrevista (más largas sean las respuestas de los entrevistados, ya que las preguntas no se enuncian en los videos, sólo se pueden apreciar las respuestas), menos reconocible será la imagen del entrevistado. Por el contrario, cuando menos tarde en responder, más reconocible se tornará la imagen. No obstante esto, para quién conozca a los entrevistados, resulta relativamente fácil discernir de quién se trata, creo…
Tomas realizadas con cámara de formato medio digital, exposiciones que van desde los 15 minutos a los 60 aproximadamente, utilizando un filtro degradado neutro de 10 pasos para lograr acompañar dichos tiempos con el obturador abierto.